Un desafortunado Andorra cae en La Rosaleda (4-1)

 El FC Andorra se marchó de La Rosaleda con una sensación agridulce. La derrota (4-1) fue clara en el marcador, pero no tanto en el juego: los de Ibai Gómez dominaron por fases, tuvieron ocasiones para competir de tú a tú con el Málaga y, al menos, encontraron un pequeño consuelo con el gol final de Manu Nieto.

El partido comenzó con ritmo e intensidad. Los tricolores quisieron el control del balón, mientras el Málaga esperaba replegado, buscando la transición rápida. Sin embargo, en el minuto 21, David Larrubia —el mejor del encuentro— aprovechó un error en la salida del Andorra para firmar un auténtico golazo. El tanto dio aire a los locales y obligó al Andorra a remar contracorriente.

Aun así, los de Ibai Gómez no bajaron los brazos. Marc Domènech estrelló el balón dos veces en los palos en la misma jugada, y Le Normand estuvo a punto de empatar antes del descanso. La sensación era de injusticia: los tricolores habían hecho méritos para irse con un resultado más equilibrado.

La reanudación parecía el escenario ideal para la reacción. La entrada de Álex Calvo y Villahermosa aportó más empuje y verticalidad, pero todo cambió en el minuto 49 con la expulsión de Brasanac, que dejó al Málaga con diez. Paradójicamente, el Andorra no lo aprovechó. Al contrario: Lobete culminó una rápida contra para hacer el 2-0, y más tarde, Jauregi sentenció el partido con el tercero en el minuto 86.

Cuando todo parecía decidido, el conjunto andorrano encontró el premio a la insistencia. En el minuto 90, un centro preciso al punto de penalti fue rematado de cabeza por Manu Nieto, que batió a Herrero y estableció el 3-1 definitivo. Un gol simbólico, pero justo con lo que se había visto: un Andorra que nunca se rindió.

Pese a la derrota, los tricolores pueden sacar conclusiones positivas. El equipo sigue mostrando una identidad clara de juego, aunque necesita más solidez defensiva y mayor acierto de cara a puerta. En La Rosaleda, la diferencia fue la eficacia.