"Es normal irse a Andorra, a mí me quitan el 50% en impuestos"

Desde España, el discurso institucional insiste en que la presión fiscal es necesaria para sostener el Estado del bienestar

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por el autor La Veu Lliure
2 minutos de lectura
Publicado el Martes, 23 Diciembre 2025 - 10:03

Andorra se ha consolidado como el país de moda. A finales de 2025 ha alcanzado un récord histórico cercano a los 89.000 habitantes, una cifra que, lejos de celebrarse, genera cierta preocupación.

Sin contar a los propios andorranos, los españoles son la segunda minoría más grande del país y a principios de 2025 había más de 20.000 españoles residiendo en Andorra. La gran mayoría de ellos —especialmente empresarios e influencers— motivados por una única razón: su baja fiscalidad.

La situación de los autónomos en España

El fenómeno, sin embargo, no se percibe de manera unánime. Mientras una parte de la sociedad española critica a quienes trasladan su residencia fiscal fuera del país, otros comprenden —e incluso justifican— esta decisión. En este grupo se encuentra Raquel Martínez, autónoma y creadora de contenido en España.

Raquel, conocida como Bonbon Reich, es una de las creadoras de contenido más populares de España, con 5 millones de seguidores en TikTok y más de 800.000 en Instagram. Su oficio la lleva a seguir con atención el goteo constante de españoles que cruzan la frontera en busca de un sistema fiscal más favorable.

Como autónoma, Raquel reconoce que destina casi el 50% de sus ingresos a impuestos y cotizaciones que, según afirma a El Español, no disfruta plenamente. «Visto el panorama, es normal», afirma la influencer, comprendiendo el motivo por el que cada vez hay más españoles que se trasladan a Andorra.

¿Es proporcional?

Desde España, el discurso institucional insiste en que la presión fiscal es necesaria para sostener el Estado del bienestar. Sanidad, educación, transporte público o prestaciones sociales se financian con los impuestos que pagan ciudadanos como Raquel.

Ella no cuestiona este principio. Al contrario, reconoce que contribuir forma parte del contrato social. Lo que pone en duda es el retorno real de ese esfuerzo. «Pago impuestos para que tengamos facilidades, estudios, sanidad, transporte… y me parece bien. El problema es que luego no las tenemos», lamenta.

«Yo, siendo autónoma, no puedo ponerme enferma y, al final, estoy pagando para que otros sí puedan cogerse la baja», explica la influencer en sus redes sociales. Las bajas de los autónomos funcionan de manera diferente a las de los asalariados, a menudo son insuficientes o llegan tarde, obligando a seguir trabajando incluso en situaciones de precariedad física o mental.

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