“Queremos una Andorra que vuelva a ser de los andorranos y que inspire al mundo"
Entrevista a Carine Montaner, presidenta de Andorra Endavant

Montaner, presidenta de Andorra Endavant y consejera general, ha estado en primera línea mediática por su postura crítica con el Gobierno, la defensa del “no” al Acuerdo con la UE y la reivindicación de la neutralidad histórica de Andorra. En esta entrevista, Montaner aborda los principales retos que enfrenta el país: la presión demográfica, la necesidad de un modelo migratorio selectivo, la planificación de la vivienda y las infraestructuras, así como la prioridad de potenciar sectores de alto valor añadido. También habla sobre sus propuestas para una economía y un sistema social más justos, la reforma del sistema de pensiones y la gestión de las ayudas sociales, y comparte la visión de Andorra Endavant para 2027: un país ordenado, competitivo e inspirador que pueda liderar el cambio y situarse como referente mundial.
¿Ha llegado Andorra a un límite de población?
Andorra sufre presión demográfica y es necesario vigilar para no crecer de cualquier manera, evitando comprometer la calidad de vida de andorranos y residentes. Debemos diferenciar entre residentes permanentes y temporales. Necesitamos mano de obra para atender a los 9,6 millones de visitantes anuales y para finalizar las obras pendientes, pero con un modelo ordenado, alojamiento digno y eliminando los “pisos patera”.
Debemos limitar el número de residentes permanentes y acoger a personas que aporten valor: inversores, emprendedores, profesionales altamente cualificados, talentos y trabajadores que eleven la calidad de los servicios. Andorra debe ser un país que premie el esfuerzo y la contribución real, no un refugio para quienes solo quieren vivir a costa del sistema.
¿Qué medidas inmediatas cree Andorra Endavant que se deben implementar para afrontar los retos del país?
Nuestras prioridades son accionables e inmediatas:
Vivienda: un parque público potente para andorranos y residentes de larga duración, y planificación para liberar el mercado privado y evitar la escasez de pisos en alquiler. El intervencionismo excesivo expulsa el capital del país; los propietarios venderán su vivienda si el mercado sigue intervenido.
Economía: diversificación hacia sectores de alto valor añadido y con baja demanda de mano de obra. Queremos atraer inversión extranjera de calidad, que genere ingresos para el Estado y empleos cualificados. Es necesario subir los baremos y el precio de entrada para inversores extranjeros.
Turismo: apostar por un modelo de calidad, no de cantidad, con visitantes que gasten más y dejen más valor en el país. Menos colas, menos saturación, más experiencia premium para el visitante y mejor vida para el residente.
Movilidad: avanzar con un proyecto de altiport y un transporte público moderno y rápido, de gestión propia. Detener proyectos ineficientes que malgastan dinero público, como el parque eólico del Maià.
Justicia y salud: una justicia realmente imparcial y un SAAS modernizado y eficiente mediante reorganización y optimización de recursos.
Soberanía: mantener la capacidad de decidir quién entra, en qué cantidad y bajo qué condiciones, y sobre qué modelo económico y social queremos.
Seguridad: dotar al cuerpo policial de herramientas que faciliten su trabajo, menos burocracia, más autonomía y más poder de acción.
Educación: educación financiera, educación en salud con más deporte, más horas de inglés; fomentar la creación de empresas en sectores saturados; impulsar un país de servicios 24h/24h como Dubái, incentivando los estudios profesionales (hay sectores saturados como la construcción, sin personal disponible para obras menores).
Sistema de jubilación: justo y sostenible.
¿Cuál debe ser el modelo migratorio del país? ¿Y por qué afirma que el Acuerdo lo pondría en riesgo?
Debe ser un modelo selectivo e inteligente. Queremos acoger inversores, emprendedores y profesionales que aporten talento y generen valor. Queremos temporeros, sí, pero con control y alojamiento digno, para cubrir las necesidades del país.
El estudio del gabinete europeo GIDE confirma que con el Acuerdo de Asociación no podríamos mantener los filtros cualitativos (antecedentes penales, requisitos económicos para reagrupación familiar o inversiones mínimas) ni los cuantitativos. Esto obligaría a un crecimiento demográfico automático y supondría una amenaza directa a nuestra capacidad de decisión. No podemos renunciar a decidir nuestro futuro.
¿Qué sectores económicos deben potenciarse en Andorra?
Queremos potenciar tecnología, innovación e investigación, sectores que generen alto valor añadido con poca presión sobre mano de obra e infraestructuras.
Andorra debe tener la ambición de ser un referente mundial en todos los ámbitos. Somos pequeños, y eso nos da la oportunidad de hacer las cosas muy bien. Dubái ha demostrado que con ambición y visión se puede transformar un país en un modelo global. Nosotros también podemos hacerlo, con sensatez y pensando en todos, no solo en cuatro familias.
Sobre las ayudas sociales, usted critica que el Estado podría ser más estricto y afirma que “hay profesionales de las ayudas”…
Es un problema real. Hemos visto abusos y dependencia crónica. Por ello, en junio de 2025 presentamos una propuesta de resolución para introducir la meritocracia en el sistema de ayudas.
El jefe de Gobierno nos tildó de “extremistas”, pero la mayoría de la Cámara, incluido su grupo, acabó votando a favor. Esto demuestra que era necesario. Las ayudas deben ser un puente para salir de la dificultad, no un estilo de vida perpetuo.
¿Cuáles son las aspiraciones actuales de Andorra Endavant de cara a las elecciones nacionales de 2027?
Tenemos un objetivo claro: gobernar para transformar el país. Queremos vivienda pública accesible y justa para andorranos y residentes de larga duración, sanidad de primer nivel, justicia independiente eficaz y justa, y una economía que genere oportunidades reales para todos.
No queremos crecer de cualquier manera: queremos crecer bien, con orden y ambición. Queremos que Andorra sea un país que acoja inversores y trabajadores que aporten valor, un país competitivo e inspirador que las futuras generaciones quieran continuar construyendo.
En 2027 queremos liderar el cambio y situar a Andorra en el mapa mundial como un ejemplo de prosperidad, equilibrio y calidad de vida.