“Queremos ofrecer cocina de autor sin que sea inaccesible”
Entrevista a Adrián Sáenz, copropietario del restautante 911

Adrián Sáenz es un emprendedor e inversor español, considerado uno de los mayores divulgadores de finanzas personales en lengua española. Gracias al éxito de sus empresas, ha construido un portafolio de inversión de múltiples 7 cifras, documentando desde cero este proceso en su canal de YouTube.
Recientemente, ha dado el salto al mundo de la restauración con 911 Restaurant Andorra, un proyecto que combina cocina mediterránea y japonesa y que busca ofrecer una experiencia gastronómica cercana y accesible en la Avinguda del Fener de Escaldes.
¿Cómo nació la idea de abrir 911 Restaurant Andorra y qué significado tiene el nombre?
Hace cinco años que vivo en Andorra. Aquí tengo mi empresa, mi equipo y toda mi estructura. He desarrollado prácticamente toda mi carrera desde este país, y eso me hace sentir muy agradecido. Hasta ahora, mi trabajo siempre había estado en el entorno digital, pero me apetecía hacer algo dentro del país, algo real, que la gente pudiera disfrutar en persona.

911- Alex Ruiz, Pau Artieda y Adrián Sáenz
De ahí nace 911 Restaurant: la idea de crear un espacio donde se pueda comer bien, compartir y disfrutar, con producto de calidad y a precios razonables. En Andorra hay restaurantes excelentes, pero los de mayor nivel suelen ser caros. Queríamos romper ese punto intermedio: ofrecer cocina de autor sin que fuese inaccesible.
Y aunque muchos piensan que el nombre viene del Porsche 911, tan popular en el país, la verdad es otra: Pau y Laura, dos de mis socios, se conocieron un 9 de noviembre (9/11). Nos pareció un guiño bonito y con historia.

Tu trayectoria siempre ha estado vinculada al mundo digital y las finanzas. ¿Qué te motivó a dar el salto a la restauración?
Siempre me ha apasionado la empresa. Me gusta construir, entender cómo funcionan los negocios desde dentro y aprender de cada sector.
Llevo años en el entorno digital, pero me atraía la idea de descubrir un modelo de negocio más tangible y diferente a lo que hago en mi día a día.
Cuando surgió la oportunidad de abrir un restaurante con Pau, Laura y Álex, me pareció el momento perfecto.
Pau tiene más de diez años de experiencia en hostelería, ha vivido en Japón, ha viajado allí en varias ocasiones y ha montado varios restaurantes con éxito. Es un chef con una visión muy clara y una enorme capacidad para crear propuestas que sorprendan.
911 se presenta como un restaurante de “platillos para compartir”. ¿Qué tipo de experiencia queréis ofrecer?
Queremos que la gente se sienta a gusto, que venga a disfrutar, a probar distintos platos y a compartir. La propuesta es una fusión entre la cocina mediterránea y la japonesa, con producto local y recetas pensadas por Pau para sorprender. Platos como las gyozas de ternera resumen perfectamente ese equilibrio entre ambas culturas: raíces mediterráneas con técnica japonesa.
La idea es que cada visita sea diferente, que el cliente siempre encuentre algo nuevo, pero con esa sensación de cercanía y honestidad en cada plato.

¿Cuál ha sido tu implicación personal en el diseño del menú y del concepto?
La parte gastronómica la ha liderado Pau, mi socio y chef. Su conocimiento de la cocina japonesa y del producto mediterráneo ha sido clave para crear una propuesta coherente y con identidad propia.
Mi papel ha sido más estratégico: cómo posicionar el restaurante, qué tipo de experiencia queríamos transmitir y cómo construir una marca sólida a largo plazo. Cada uno ha aportado su experiencia desde su campo, y eso ha permitido que 911 tenga una base sólida desde el primer día.

¿Qué te ha sorprendido o ilusionado más del proceso de crear un restaurante desde cero en Andorra?
Lo más especial ha sido crear algo que forme parte de la vida del país. Llevo cinco años desarrollando proyectos desde Andorra, pero esta vez quería hacer algo para Andorra, que la gente pudiera vivir, disfrutar y sentir como suyo.
Y lo que más me ha sorprendido es la acogida tan buena que hemos tenido. Desde el primer día, el restaurante ha estado lleno y los clientes repiten. Ver a gente del país y a visitantes disfrutando del mismo espacio, recomendándolo y hablándote con cariño... es una satisfacción enorme. Más allá de los resultados, lo más bonito es ver que el esfuerzo de todo el equipo se transforma en una experiencia que la gente valora.