“Más que un local, Balanzen es nuestra casa, cada rincón tiene algo de nosotras”
Entrevista a Abril Cols y Andrea Garte, propietarias de Balanzen
Entre el aroma del café recién molido y el equilibrio del pilates, Balanzen se ha convertido en uno de los espacios más originales de Andorra: un lugar donde el bienestar se mezcla con la conversación, y donde cada detalle transmite calma, energía y autenticidad.
Detrás del proyecto están Abril Cols y Andrea Garte, dos emprendedoras que han sabido transformar su éxito en redes en una propuesta empresarial con alma.
En esta entrevista nos cuentan cómo nació la idea de unir los sabores con el pilates, las sorpresas que han vivido en el camino y la emoción de ver su sueño —una inversión de 300.000 euros y meses de trabajo— hecho realidad.
Balanzen combina cafetería y pilates, dos mundos distintos pero complementarios: ¿cómo surgió la idea de unirlos en un mismo espacio?
La verdad es que uno de nuestros momentos de la semana se resumía justamente en eso: ir a nuestras clases de pilates por las mañanas y, después, tomar un café y ponernos al día. Tener una buena conversación con tu amiga parece muchas veces que te va a ayudar a solucionar el mundo. Así que ese plan se convirtió en nuestra rutina perfecta para desconectar y afrontar el día de trabajo con una buena actitud.
El pilates tiene eso que te ayuda a ser muy consciente de tu cuerpo y a ponerlo en forma de un modo muy divertido: te aporta estabilidad y ese chute de potencia para afrontar el día de trabajo o incluso desconectar de él. Para nosotras es el combo perfecto. Abrir un negocio siempre tiene momentos inesperados: ¿cuál ha sido la sorpresa más bonita desde que abristeis?
La verdad es que, dentro de todo este proceso, nos sentimos muy afortunadas, sobre todo por la acogida que ha tenido, ya no solo entre las personas que nos siguen, sino en Andorra como tal. Este es un lugar donde nos sentimos totalmente arropadas, y el apoyo que están dando al proyecto, lo que se está hablando de él y la forma en la que se está haciendo, nos parece increíble. Al final estamos aquí justo para esto: poder conectar con personas que compartan el amor por el café y el pilates.
Cada detalle del local parece pensado con mimo: ¿hay alguna decisión que os haya hecho sentir especialmente orgullosas?
Más que un local, a Balanzen parece que sea nuestra casa. Le hemos puesto todo el amor que pondrías a la hora de crear o decorar tu primera vivienda. Es nuestro primer negocio físico y queríamos dar todo de nosotras para que, cuando alguien entre, se sienta totalmente arropado o arropada.
Hay muchos detalles dentro del local; quien entienda un poco de obras o decoración se dará cuenta nada más cruzar la puerta. Pero, para nosotras, algo que creemos que lo es todo es nuestra sala de pilates. No solo es un lugar donde hacer ejercicio, sino que está todo pensado para que sea una experiencia totalmente inmersiva. Los espejos enormes que hemos hecho a medida, las luces que cambian de color dependiendo del estilo de clase, la música —relajante o a todo volumen—… es una sala que, sin duda, parece que está viva y te invita a vivir con ella la experiencia del pilates. Andorra es un lugar pequeño donde la gente se conoce: ¿qué os ha sorprendido más de la acogida de los clientes locales?
Por una parte, el hecho de que la gente viva el proyecto como si fuera suyo. Es bonito ver que quieren hacer crecer un lugar como Andorra y poder hacerlo con nosotras. Por otro lado, la cantidad de personas que literalmente nos han parado por la calle para preguntarnos acerca de la apertura, las clases o los servicios que vamos a tener. Nos hemos sentido muy arropadas.
¿Qué elementos de Balanzen os permiten destacar y que no se pueden replicar fácilmente?
Creemos que el concepto de Balanzen es algo muy nuevo y que aún no se ha visto demasiado, y menos en Andorra. Como ya te hemos comentado, nuestra forma de dar las clases es especial: además del pilates convencional, también tenemos hard pilates, una forma de entrenamiento con máquina más explosiva, y sesiones de relajación y postura para volver a conectar con nuestro cuerpo, además del pilates clásico.
Por otra parte, hablando de la cafetería, tenemos un obrador propio con el que hemos diseñado una carta desde cero, con ingredientes de calidad y sin aditivos, para tener productos recién hechos cada día y poder disfrutarlos con un buen café en lata —que quizá sea también la novedad—, el poder llevarte tu bebida enlatada.
Después de tanto trabajo, una inversión de 300.000 euros en Andorra y tantas horas invertidas, ¿cómo lleváis la sensación de ver vuestro proyecto en marcha?
Nos sentimos muy orgullosas de todo el trabajo que hemos hecho y de la dedicación que le hemos puesto. Parece que ahora merece la pena cada euro invertido y todas las horas de falta de sueño. Nuestro sueño se ha hecho realidad con Balanzen: un espacio perfecto con el que soñábamos hace meses.
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