El Fòrum Nacional de la Joventut sobre 'los 44': "No pasa solo en Andorra, sino que es una tendencia que se está duplicando y ha llegado"

Las bandas de jóvenes de entre trece y diecisiete años, que se hacen llamar 'Los 44' y 'Los 60', han estado agrediendo a otros menores

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5 minutos de lectura Publicado el Sábado, 27 Septiembre 2025 - 13:02 por el autor La Veu Lliure

Nunca se había visto algo similar en Andorra. Las bandas de jóvenes de entre trece y diecisiete años, que se hacen llamar 'Los 44' y 'Los 60', han estado agrediendo, tanto física como verbalmente, intimidando y amenazando a otros jóvenes en la calle, haciendo saltar todas las alertas en el país. Con el debate sobre si se trata de un caso aislado o de un acto que podría volverse recurrente, lo que parece claro es que se deben detectar antes las señales y comenzar a concienciar de que lo que se ve en las redes sociales no debe trasladarse a la realidad.

Los motivos, sin embargo, no se pueden radicalizar, ni mucho menos derivar hacia un solo aspecto. "Es la tormenta perfecta para individualizarlo, pero es un conjunto de aspectos que se han ido acumulando con el tiempo y han provocado este problema", asegura el consejero de Juventud y Ciudadanía de Escaldes-Engordany, Ramon Tena.

La alerta todavía continúa activa y los controles para poder detectar a todos los agresores están en marcha. Pero, ¿realmente es un fenómeno que puede repetirse o solo es puntual? Tena especifica que, aunque las agresiones "tan poco humanas y tan fuertes" ocurrieron este verano, "no es un fenómeno nuevo".

La división entre clases sociales, la falta de tiempo de los progenitores y la ausencia de los abuelos en algunos casos, así como el futuro incierto, son algunos de los problemas más comunes detectados. Con esta visión también coincide el psicopedagogo Edgar Martos, quien menciona que "no es una circunstancia en la que solo hay un individuo, sino que normalmente hay un referente y, a partir de los contactos que se mantienen, se forma una pandilla".

"Hay de todo, pero si se detecta a tiempo solo es una etapa de un par de años", insiste, recalcando que para poder reconducir a los adolescentes conflictivos se deben detectar ciertas actitudes que comienzan en el último curso de primaria y en el primero de secundaria, edades en las que "se crean dinámicas de este tipo".

Por este motivo, Martos confía en poder tener un protocolo para ayudar a la reconducción de los adolescentes, con la ayuda de las familias y conociendo su entorno para implementar métodos adecuados y personalizados según el caso.

De hecho, la necesidad de formar aún más en el ámbito de las redes sociales es una carencia que se ha detectado desde el Foro Nacional de la Juventud.

"Es la primera generación que tiene un acceso tan fácil y recurrente a las redes totales. Todo el mundo puede acceder, y aunque los padres, madres, profesores, educadores y cualquier figura de autoridad repitan constantemente que se debe tener una buena gestión de las redes, poner limitaciones es muy difícil y las causas son evidentes", expresa la presidenta del Foro, Lisa Cruz.

Los dispositivos electrónicos y, incluso, las cuentas en redes sociales son personales, por lo que el control parental es casi imposible en ciertos casos.

"Es preocupante y chocante que se normalicen estos comportamientos y que se reproduzcan. No pasa solo en Andorra, sino que es una tendencia que se está duplicando y, inminentemente, ha llegado aquí", añade. A menudo, culpar a los padres parece la vía más fácil, pero las generaciones anteriores no han vivido en la era digital y es necesario proporcionar formación extra, tanto a padres y madres como a jóvenes y profesores.

Un aspecto que también se ha visto y empieza a generar cierta inquietud es la dificultad que tienen las víctimas a la hora de explicar los hechos. Hasta que no hubo la primera denuncia, no aparecieron más casos, una tendencia habitual, pero que no debería ser así. "Siempre hay ese miedo a contarlo y quizás los jóvenes no tienen esa facilidad, porque la sociedad no siempre hace que la víctima se sienta segura, confiada o acompañada", explica Cruz.

El consejero de Juventud de Escaldes-Engordany coincide con estas palabras y detalla que "si entre todos no transmitimos esta seguridad, significa que algo estamos haciendo mal".

Además, recuerda que en un tema tan sensible "se debe reforzar aún más la comunicación". Por su parte, Martos explica que se debe entender cómo viven tanto la víctima como el agresor.

"Muchas veces, los agresores o víctimas vienen de familias que intentan sobrevivir con lo que pueden y eso hace bajar los límites morales de la tolerancia o la empatía, entre otros", argumenta.

La clave parece estar en que, aunque se trate o no de un caso aislado, se dé a conocer, se comunique y se hable de ello para dar ejemplo de lo que no se puede hacer.

"No debemos pensar si volverá a pasar o no. Debemos encontrar la manera de tener un diálogo o que se entienda que este comportamiento tendrá consecuencias y que se diferencie la realidad de internet", confirma la presidenta del FNJ.

"Por ahora, hemos reforzado el personal que está vigilando las zonas del Prat del Roure, además de la policía y la seguridad privada. Hemos reorganizado el funcionamiento del Espai Jovent para hacer solo talleres y controlar mucho más quién entra, e incluimos un nuevo monitor", revela Tena. Por lo tanto, el trabajo que se debe hacer para concienciar "no es tarea de un solo conjunto, sino de todos", concluye.

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