El copríncipe Serrano-Pentinat, clave en la resolución del escándalo financiero del Vaticano de ‘London 60’
Del Brasil a Londres, el copríncipe episcopal viajó llamado por el papa Francisco para ayudar a sanear la sociedad London 60 SA

La figura del copríncipe episcopal de Andorra, Josep Lluís Serrano-Pentinat, ha aparecido en primera línea de uno de los escándalos financieros más complejos que han sacudido la Santa Sede en la última década.
Entre mayo y agosto de 2019, Serrano-Pentinat ejerció como director de London 60 SA, la sociedad vinculada a la propiedad del 60 Sloane Avenue, en Chelsea, Londres, que se encontraba en el centro de una investigación internacional por presunto fraude, malversación y abuso de poder.
Serrano-Pentinat no es un desconocido en los círculos diplomáticos y financieros del Vaticano. Ingresó en el servicio diplomático de la Santa Sede en 2012 y desde entonces trabajó como secretario en las nunciaturas de Mozambique (2012-2016), Nicaragua (2016-2017) y Brasil (2017-2019). En 2019 fue nombrado consejero de Nunciatura de la Sección de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, justo antes de asumir el cargo de director en London 60 SA. Esta experiencia le proporcionó una perspectiva internacional y una sólida formación en gestión diplomática y administrativa. DOCUMENTO

El caso más grave del Vaticano en los últimos años
La sociedad London 60 SA, creada para gestionar una propiedad de lujo por parte de la Secretaría de Estado del Vaticano, fue objeto de una operación financiera compleja que implicó a intermediarios como Raffaele Mincione y Gianluigi Torzi, así como a otros funcionarios del Vaticano.
Según los magistrados, los fondos invertidos por la Secretaría de Estado, derivados principalmente de donaciones destinadas a fines caritativos y religiosos, se habían canalizado hacia fondos de alto riesgo y offshore, una maniobra que podía generar grandes pérdidas y que iba completamente en contra de los objetivos originales de los donantes.
Serrano-Pentinat asumió el cargo en un momento crítico: la investigación ya estaba en marcha tras las denuncias del Banco Vaticano y de la Oficina del Auditor General en el verano de 2019. Durante los tres meses que ocupó la dirección de London 60, supervisó las operaciones financieras de la sociedad, estableciendo protocolos para la correcta administración de los fondos y garantizando que la situación no derivara en un daño económico aún mayor. El 1 de agosto de 2019 cesó como director, en una transición que permitió a Caterina Sansone asumir temporalmente la gestión.
En medio de este entramado financiero, el nombre del sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, monseñor Edgar Peña Parra, emerge como ejemplo paradigmático de cómo incluso las autoridades de más alto rango fueron sistemáticamente engañadas. Cuando asumió el cargo a finales de 2018, Peña Parra solo fue informado parcialmente de la maniobra que se estaba ejecutando para sacar a la Santa Sede del fondo de Mincione.
Lo que desconocía era que, gracias a la complicidad interna, el intermediario Gianluigi Torzi había conseguido que se firmara un acuerdo de compra de acciones que invertía completamente el control de la propiedad: 1.000 acciones con derecho a voto quedaban en manos de Torzi, mientras que las 30.000 acciones de la Secretaría de Estado quedaban sin ninguna capacidad de decisión. La jugada —presuntamente ideada por Crasso, Tirabassi y el abogado Squillace— fue presentada como una solución técnica cuando, en realidad, era una cesión total de poder camuflada.
Peña Parra no descubrió el contenido real de los contratos hasta un mes después de su firma, y lo hizo con los acuerdos ya consumados y firmados precipitadamente por Fabrizio Tirabassi y monseñor Perlasca sin su autorización formal. La investigación vaticana sostiene que los superiores —Peña Parra e incluso el cardenal Parolin— fueron deliberadamente mantenidos en la oscuridad, confirmando que el núcleo del caso London 60 no solo radica en la malversación, sino en un engaño estructural dentro de las propias estructuras del poder vaticano.
Transferencias de hasta 100.000 euros
El recorrido societario muestra su complejidad. El registro mercantil británico refleja cómo London 60 SA trasladó su oficina al mismo edificio de Chelsea en septiembre de 2020, mientras se formalizaban cargos financieros sobre la propiedad y se actualizaban anualmente las cuentas. El 1 de julio de 2022 el Vaticano vendió el inmueble de lujo que se había adquirido de forma irregular por 186 millones de libras.
Finalmente, tras varios años de gestión y control estricto, la compañía inició el proceso de disolución voluntaria el 14 de julio de 2025, completándose oficialmente el 7 de octubre de 2025. Esta disolución marcó el cierre definitivo de un capítulo que había mantenido al Vaticano en tensión durante más de seis años.
Los informes judiciales y las auditorías vaticanas han subrayado que la operación de London 60 implicaba posibles delitos como fraude, malversación, abusos de poder, apropiación de fondos, blanqueo de capitales y extorsión, así como la falsificación de documentación interna. A pesar de la magnitud de las irregularidades detectadas, fuentes cercanas al Vaticano reconocen que la gestión de Serrano-Pentinat contribuyó a restablecer cierto orden y transparencia, y que su intervención fue clave para evitar un deterioro aún más grave de la propiedad y de los fondos implicados.
El papel del Copríncipe
Para Andorra, la trayectoria del copríncipe episcopal demuestra que su influencia va más allá de las fronteras del Principado. Serrano-Pentinat no solo ejerce un rol institucional como líder religioso y político, sino que ha demostrado capacidad de gestión internacional, prudencia financiera y habilidad para intervenir en contextos extremadamente complejos.
La disolución de London 60 SA, a pesar del escándalo que la precedió, evidencia que el copríncipe supo combinar responsabilidad, legalidad y transparencia, aportando un punto de claridad a una de las operaciones más opacas de la Santa Sede en los últimos años.